INVITACIÓN DECLINADA

Acuso recibo de la invitación de mi amigo Marco Antonio González para los ex-panistas que no han superado el duelo de haber renunciado, y pues miré para la izquierda y luego a la derecha y no había nadie a mi lado, estaba solo frente a la computadora, así que tuve que asumir que la invitación era para mi, que no me apena aceptar que me aqueja un duelo mal curado y que a veces suspiro nada más de acordarme, pero luego recobro la razón; porque eso de mi renuncia al PAN lo puedo ver como una mujer que dejó al marido cuando perdió sus encantos, dejó de respetarla y empezó a darse al trago, no porque no lo amara; si con el tiempo lo encuentra respuesto, hecho un caballero, sobrio, es muy probable que se le remuevan los quereres, porque donde hubo fuego. En cambio, si la siguiente que vez que se lo topa, descubre que se ha “tirado a la milonga” podrá sentir alguna añoranza, pero difícilmente cantará “y volver, volver, volver”.

Cuando decidí renunciar al PAN en 2013 lo hice sin estridencias, sin ponerle precio a mi salida, así como nunca le puse precio a mi participación. Cuando renuncié, el PAN ya venía arrastrando el lastre del calderonismo, que había duplicado el padrón, para imponer su candidato a gobernador, por encima del panismo histórico de Baja California, porque ahora en el PAN existen “los que reparten el queso”, los que “hacen cola” y luego hacen una reverencia para agradecer lo que les toca; dos años después de que renuncié, el padrón se duplicó de nuevo, con los acarreados del maderismo. Sólo por la candidez de Javier Corral se salvó el PAN de un “Beltronaso”, en el 2018 tal vez lo consigan, porque parece ser la única fantasía no satisfecha.

Así que volteo y miro al que fuera el partido de mis amores “tirado a la milonga” y sólo encuentro que tenía razón hace dos años, y que de seguir participando en el PAN, sólo serviría para darle apariencia democrática a las candidaturas que se arreglan en una mesa de negociación, y pues estoy en mi derecho de negarme a representar el papel del Diablo, en la pastorela que representan ritualmente cada año, en época electoral. No niego que, de haber recuperado la ruta democrática, probablemente sentiría mariposas en el estómago !Uno no es de fierro! Pero como no, entonces escribo, critico y señalo con una alta dosis de pasión, a veces buena y a veces mala, porque estoy convencido que este partido aprendió a fingir el papel de oposición, y no merece volver a gobernar, y los mexicanos tenemos que encontrar otros instrumentos menos pervertidos.

Por otra parte, podría corresponder la invitación, diciendo que pueden visitar algún grupo de autoayuda para la codependencia, pues hay personas que no logran liberarse de una relación donde son ninguneadas, abusadas, disminuidas en su dignidad, dónde quedan atadas a una relación que tuvo sus buenos momentos e instantes de gloria, al grado que les impiden ver el infierno en que poco a poco se ha convertido, aferradas a que la otra parte habrá de cambiar o tomar conciencia de su error. Ahora que, hay otros que no necesitan ayuda, porque su conciencia es muy versátil, hoy defienden al PAN con desgarro y expresiones apasionadas, pero su lealtad es tan confiable, que dejarían al PAN "por otro" partido, en cuanto su conciencia se los dicte, de la misma forma que un día su conciencia les dictaba que su deber era apoyar a Monraz, y otro día un emisario de Calderón les dio la instrucción de que su conciencia mejor apoyara a Carlos Torres, y sin titubeos, siguieron los dictados de su nueva conciencia, con aplomo y una sonrisa en la cara.

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